Cartas al viento



sábado, 21 de agosto de 2010

Ahorrate la despedida...


Te ahorro el viaje…
no pagues el boleto de la despedida…
y aquí nos retiramos cada quien por la puerta de salida.

Ahórrate el discurso que ambos conocemos
y del por qué de las cosas que no nos gustan de la vida,

Ahórrate aquel remordimiento
por dejar este amor al vacio
y el llorar la distancia que nos oprimía
después de colgar una llamada tras horas y horas
de palabras bellas y miradas perdidas,

Ahórrate el comentario de “permanecer en tus sueños”
permanecerías si no te fueras en este instante
y dejaras a tu espalda la idea de “nos vemos dentro”

Ahórrate aquella lagrima que tu mirada me robaba,
y quédate entonces dormida en la sobra de la nostalgia.

Ahórrate todo el discurso que ambos conocemos
donde terminaba siempre abrazándote por la espalda,
quédate con mi aliento,
quédate con mi sueño,
quédate solo con el mañana
que procuré regalarte cada noche
tras la ausencia de tu mirada.

Guárdate estas letras en la bolsa del olvido
y tiende en tus manos los besos que nos dimos,
las miradas que perdimos
y el cuerpo que acariciamos tras la pantalla del abismo.

Ahórrate el boleto de la despedida…
y justo hoy digámonos adiós,

Donde las palabras ya no encuentren su destino,
donde cada beso se ahogue en un suspiro
o donde la soledad permanezca
junto a la distancia que hoy,

que hoy
… nos separa.

sábado, 7 de agosto de 2010

No existes!

Todo hubiera sido más fácil si no tuviera ese día entre las manos de mis recuerdos, en el que una mirada traspasó con aquella luna tu ventana,

Hubiera sido más fácil, si acaso no existiera en esta obscura noche la presencia de tu cuerpo en mis labios y en la nostalgia,


Todo hubiera sido más fácil, si el “hola” fuera la nada y el espacio entre las palabras. O bien, si mi sueño no fuera tu recuerdo tras la lagrima de la distancia,

Todo hubiera sido más fácil si no tuviera ese día, cuando a mi despedida cerrabas tus ojos en mi almohada, o cuando inventamos la frase de abrazarte por la espalda

¿Te digo algo? no existes, porque ese día nunca paso por mi ventana, permaneces en las letras así como en aquel espacio de aquellas palabras.

No existes, te inventaste de mis anhelos y alimentaste tu cuerpo de mis deseos, eres solo el suspiro de “aquella mujer de mis sueños”

Sin embargo,

Somos destino y sigues sin existir, aunque en la mañana siguiente decida de nuevo amarte y desee tenerte junto a mí.

Somos destino, permanece… déjame vivir…
Recuerda… no existes, aunque ya no puedo vivir sin ti.